Historia

Castillo de Locubín debe su nombre a la lengua árabe, pues en al-Andalus se le llamó al-´uqubin, que significa “de las águilas”, y así se documenta en una obra del siglo XIII. Está situado sobre un valle, junto a un río, en lugar escarpado. Quizás ese nombre de al-´uqubin sea una arabización del enclave prehistórico y romano de Succubo, que han propuesto situar a veces en el término castillero de Cabeza Baja de Encina Hermosa.

La historia de Castillo de Locubín se fue desarrollando junto con la de otros lugares vecinos por donde pasaron sucesivas civilizaciones y, entre ellas, la del período árabe en al-Andalus, durante el cual, la historia de Castillo de Locubín estuvo muy ligada a la de Alcalá de Benzaide, definitivamente llamada Alcalá la Real, pues fue uno de los castillos que de este Alcalá dependían.

Los musulmanes llegaron a la Península Ibérica en el año 711 y parece que, en el 727, aquel enclave estaba en manos de Abencorba. Noticias más concretas las tenemos ya en el siglo IX, y a continuación recorrió las épocas del califato, taifas, almorávides y almohades.

La primera conquista cristiana de Castillo de Locubín fue realizada por Alfonso IX en 1213, pero duró poco. Fernando III el Santo continuó y en 1227 pactó con el califa almohade al-Ma’mun. En 1238, se ganó a los musulmanes Castillo de Locubín, y San Fernando se lo entregó a la Orden de Calatrava en 1240, pero la conquista no fue definitiva.

Al morir San Fernando le sucedió su hijo Alfonso XI, quien en 1341 reconquistó por tercera y última vez Castillo de Locubín, entregándoselo a la ciudad de Alcalá la Real, jurisdicción que a los castilleros no satisfizo. Aunque fue una conquista definitiva, como se hallaba en la frontera entre el reino de Castilla y Granada, hubo momentos en que Castillo llegó a ser asolado por los musulmanes. Y así continuó, hasta que fue conquistado por los Reyes Católicos.

Ya en la época cristiana se construyó la iglesia parroquial de San Pedro y varias ermitas. En 1626 se fundó un convento de franciscanos.

Aunque según dicen los alcalaínos Castillo fue su anejo predilecto, una vez que sus habitantes se encontraron con fuerzas para regirse por sí solos, desearon romper con Alcalá. La primera tentativa fue en 1729 aunque antes ocurrió otra en el siglo XVI.

En el año 1751, reinando Fernando VI, seguía dependiendo de Alcalá, pero al llegar la Revolución Francesa, los castilleros pidieron a las autoridades napoleónicas su separación, y así les fue concedida. En 1814 tuvo que volver a depender de Alcalá, pero lo alcalaínos la dejaron libre definitivamente en 1835 y en el 1938: entonces, se fijaron las lindes y se establecieron por donde van hoy. Al fin consiguió Castillo la emancipación. Con la monarquía  de Alfonso XII hay un remanso de paz.

Al comenzar el siglo XX se elevó el nivel de vida: La ganadería aumentó, igual que la industria y las comunicaciones. Se cuidó la enseñanza, la sanidad, etc. Actualmente es una ciudad próspera y sus habitantes viven bien.

En el año 1915, recibió la denominación de ciudad y se le  creó al mismo tiempo el escudo heráldico, que consistía en una llave invertida, orlada de ocho castillos. En los años cincuenta del siglo pasado, el alcalde Juan López Castillo, incluyó este Castillo en la “Asociación de Castillos de España”.