Personajes destacados

Ginés Martínez de Aranda (S. XVI-XVII)

Nacido en Castillo de Locubín (Jaén), fue un reconocido arquitecto y tratadista de cerramientos. Trabajó, sobre todo, en Andalucía y en Galicia. De estilo renacentista y manierista, es autor de la Fuente de Santa María de Baeza y la iglesia de la Mota de Alcalá la Real, entre otras obras arquitectónicas. En 1603 es nombrado maestro de obras de la catedral de Santiago de Compostela. En 1606, construye la escalinata de acceso a la entrada occidental de la catedral de Santiago de Compostela. Son atribuidas a él, por razones cronológicas y estilísticas, tres obras arquitectónicas el Colegio de San Clemente, el patio del convento de San Francisco y la cúpula de la iglesia de San Martiño Pinairo, todas ellas en Santiago de Compostela.

Juan de Aranda Salazar ( 1605-1654)

Arquitecto castillero, su aprendizaje fue al lado de su tío Ginés Martínez de Aranda, maestro de obra de la catedral de Santiago de Compostela y con trabajos en la provincia de Jaén. En la iglesia de San Pedro Apóstol de Castillo de Locubín, trabajaron ambos arquitectos.

Nombrado maestro de obras en las catedrales de Granada y Córdoba, en 1634 fue llamado por el obispo de Jaén para encargarle la continuación de las obras de la catedral, proyectada por Andrés de Vandelvira. Esto le valió gran renombre y la intervención en numerosas construcciones, sobre todo en Andalucía.

Está enterrado en la catedral de Jaén. Intervino en la construcción de:

  • Iglesia de San Miguel, de Andújar
  • Iglesia de la Consolación, de Alcalá la Real
  • Santuario de los Santos Bonoso y Maximiano, de Arjona.
  • Iglesia Parroquial de Cabra del Santo Cristo
  • Torre de la Iglesia Parroquial de La Asunción, en  Jódar
  • Iglesia del Señor Santiago, de Castellar
  • Puerta de San Pedro de la iglesia de Santa María de la Asunción, de Linares
  • Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Luque
  • Fachada principal de la iglesia de San Juan Evangelista de Mancha Real
  • Iglesia del Hospital de Villacarrillo
  • Iglesia del Puerto de Santa María.

 Federico Castillo Extremera

Médico de profesión y dramaturgo. Nació en Castillo de Locubín el 9 de abril de 1875 y murió el 30 de noviembre de 1936.  Sus padres, Manuel Castillo Cortés y Flora Extremera Parera, eran pequeños comerciantes.

Su afición por el arte, la literatura y la música le hicieron estar presente en muchos de los actos culturales que se organizaban en Jaén.

Casado con Dolores García- Negrete Ruiz Zarco. Federico Castillo Extremera fue uno de los personajes más respetados y célebres de su tiempo en las localidades de Castillo de Locubín y Alcalá la Real, así como en el resto de la provincia de Jaén. Fue en la capital donde se dejó sentir su labor y compromiso social, no sólo como médico de reconocido prestigio sino también políticamente y culturalmente.  Autor de obras de teatro, como “Los intermediarios”, comedia en dos actos y en prosa, publicada en Jaén en 1.900, fue propietario del Teatro El Norte. Como político, fue responsable provincial de Izquierda Republicana, diputado a Cortes y presidente de la Diputación Provincial de Jaén en 1936. Ese mismo año, el 31 de noviembre, Federico Castilla Extremera muere en Madrid debido a un cáncer de garganta.

Felipe Castillo Castillo  (Castillo de Locubín, 1877 – Martos, 1964)

Uno de los “últimos de Filipinas”. Castillero, conocido por el apodo de «Seis Reales» en alusión a la pensión vitalicia que recibió por haber sido uno de los treinta y tres «Últimos de Filipinas», sobrenombre con el que se conoció a los soldados de la guarnición de Baler, en un remoto lugar de la isla de Luzón, que estuvieron manteniendo la posición durante cerca de un año después de la capitulación española en Filipinas. Su nieto ha escrito y publicado dos libros: «Regreso a Luzón», en el que recrea el recorrido de su abuelo hasta Luzón, que él realizó hace algunos años y «Regreso de las colonias», donde analiza detalladamente el recorrido de su abuelo y un hermano de éste, que sirvió en la Guerra de Cuba durante más de siete años.

Dolores García-Negrete Ruíz Zarco

Nació en Alcalá la Real el  8 de abril de 1886. Era hija de un célebre político liberal, Carlos García-Negrete Parera, que fue alcalde de Castillo de Locubín durante el Sexenio Revolucionario (1868-1874).

El 2 de abril de 1905, Dolores García-Negrete contrajo matrimonio con Federico Castillo Extremera, nacido en Castillo de Locubín y médico de profesión.

El matrimonio Castillo García-Negrete formó una prolífica familia. Dolores llegó a parir nada menos que veintitrés veces habiendo conseguido reunir vivos a catorce de sus hijos. Al final de la guerra civil española vivían once.

Dolores “La Bella” fue una de las mujeres más combativas en la defensa de la República ante el avance del fascismo, llegando a presidir la Campaña de Invierno del Socorro Rojo Internacional a lo largo de 1937, organizando subastas benéficas con el fin de recaudar fondos para asistir a los soldados que estaban en el frente de batalla. Sus discursos y actuaciones ejercieron una gran influencia en la sociedad jienense de su tiempo.

Dolores fue presidenta de la Asociación de Mujeres Antifascistas durante la guerra civil española en la provincia de Jaén. Murió fusilada en el cementerio de San Eufrasio de Jaén capital el día 2 de marzo de 1940, a la edad de 53 años.

Encarnación Jaén Ibáñez (1 de noviembre de 1911- 9 de febrero de 2006)

Artista: bordadora, costurera, pintora, diseñadora.

Se casa en primeras nupcias con Francisco Baeza Gallardo del que tuvo un hijo, José Mª. Durante la guerra civil enviuda  y quince años después vuelve a casarse con Juan Lara Rueda, que fue Secretario General de la Agrupación Local del PSOE de Castillo de Locubín. Con él tuvo a su hija, Ana María Lara Jaén, quien siguió los pasos de su madre en el arte del bordado.

Luchadora progresista y por la libertad, su lucha le llevó en la postguerra  a ingresar en la cárcel, acusada de “encubrimiento por atraco a mano armada”, cargo del que era totalmente inocente, aunque le ocasionó múltiples problemas y dificultades.

Nos vamos a detener en su faceta artística, ya que Encarna, conocida cariñosamente por los castilleros como Encarna “la ñerra”,  está considerada en Castillo como una gran artista. Desde joven aprendió a coser y a bordar y ya se vislumbraba su vena artística. Pero fue en la cárcel donde aprendió con las monjas el arte del bordado. Al finalizar su condena, vuelve a Castillo de Locubín y, ya viuda de su primer marido y con todo saber acumulado durante su etapa en la cárcel, pone un taller de bordados en la calle denominada popularmente El Cascajal (concretamente en el actual edificio de Correos).

Ya casada con Juan Lara, vivieron un tiempo en Málaga. Se volvieron a Castillo y se instalaron en la calle Zacatín, nº 4, donde Encarna puso otro taller de bordados y costura, en el que las muchachas hacían sus ajuares. En muchos casos estos ajuares eran encargados, completos, por familias que tenían hijas casaderas.

Una de las especialidades artísticas de Encarna es la elaboración y decoración de cojines para los difuntos. La técnica utilizada para pintar los cojines, que, obviamente, llevaban motivos religiosos –la Virgen, el Señor o unos ángeles- era la acuarela.  Estos cojines mortuorios llegaron a hacerse famosos porque en ningún otro lugar existía esa costumbre y hubo historiadores de la provincia que se hicieron eco de esto en la prensa escrita.

También las cofradías le hacían encargos para elaborar y bordar bandas, banderas, blasones, mantos a la Virgen, etc. Bordaba con seda y con hilos de oro y plata hermosos bandas a los Hermanos Mayores de las cofradías de Nuestro Padre Jesús, La Virgen de los Dolores y la Virgen de la Cabeza, además de bordar extraordinarias banderas y magníficos estandartes para estas cofradías. Encarna restauraba mantos, hacía Simpecados, no sólo para las cofradías de Castillo de Locubín, sino también para otras de pueblos de Jaén, incluso de las provincias de Córdoba y Granada

Una actividad artística muy curiosa era el bordado de pañuelos para los “quintos” (muchachos que se iban a la mili); ella diseñaba y elaboraba unas cajas de terciopelo en las que introducía los pañuelos primorosamente bordados, junto con los calcetines hechos a mano, una medalla y un detente”,  que era una especie de escapulario en forma de corazón, dentro del cual le introducía una reliquia del vestidito de San José y por el otro lado una estampita de la Virgen del Carmen.

Encarna también pintaba cuadros. Su pintura naif llegó a ser expuestas en el Museo Provincial de Arte y Costumbres Populares de Jaén, junto con un ejemplo de sus cojines mortuorios y otro de sus cajitas para los quintos.

 Concepción Castillo Castillo

Cursó estudios primarios en la escuela de Doña Pepa, donde aprendió las primeras letras continuando luego en el Colegio de la Compañía de María de Granada donde realizó también los estudios de Secundaria. Llevó a cabo los estudios universitarios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, licenciándose en Filología Semítica. Posteriormente se doctoró.

Se inició en  la investigación escogiendo como motivo de su Tesina la historia de Castillo de Locubín ante la inexistencia de trabajos sobre el particular. En 1968 publica en Granada  “Historia de Castillo de Locubín”, primer libro sobre la historia de nuestro pueblo, pero no el único. Rafael Álvarez de Morales escribió “Con un castillo en su nombre. Historia de Castillo de Locubín”, libro publicado en 1992.

A partir del año 1967 ejerció de profesora de Lengua y Literatura Árabes en la Facultad de Filosofía y Letras  de la Universidad de Granada, al tiempo que se ocupaba de la biblioteca de la Escuela de Estudios Árabes de dicha ciudad.

Pablo Rueda Lara

Ceramista castillero. Nació en Castillo de Locubín el 30 de julio de 1945 y murió en Rotterdam, de un infarto,  el 23 de septiembre de 1993.

Desde pequeño tuvo una gran capacidad creativa y, tras truncarse su sueño de ser sacerdote,  marchó a Madrid donde conoció a mucha gente relacionada con el arte. Llegó a Rótterdam un 28 de diciembre de 1969 y estudió en la Academia de Artes Plásticas de la ciudad y en el Centro de Cerámica de Heusden, integrándose perfectamente en la sociedad holandesa y siendo un artista de reconocido prestigio. El realismo, mejor dicho, el hiperrealismo de este gran ceramista castillero y universal, está cargado de una alta simbología, que deja ver aspectos biográficos y de pensamiento. Su dominio del barro, de la arcilla, le llevó a exponer en los museos más importantes del mundo: Holanda, Suiza, Irlanda, Bélgica, Reino Unido, Alemania, Italia, Estados Unidos… En 1994 se creó en Rótterdam el Museo “Pablo Rueda Lara” Keramisch creación”, que organiza multitud de exposiciones en torno a la extensa obra escultórica del artista castillero. Hay que destacar el amor de Pablo a su tierra, a sus gentes y a la cultura popular de Castillo, que tanto defendió y que fue la base de su arte.

Museo Pablo Rueda

Información cedida por Dolores Ruíz Sevilla